domingo, 15 de abril de 2007

El penoso saqueo del mobiliario urbano


Especial: EL DETERIORO DE LA CIUDAD

En la mayoría de casos la destrucción del espacio público es producto del pillaje y el vandalismo, pero en otros la apatía de las autoridades se convierte en un ingrediente que agrava el problema

Por Carmen Gallegos

En las madrugadas, Lima se convierte en la ciudad de las desapariciones. A esas horas, las estatuas, bancas, faroles ornamentales, placas y hasta las señales de tránsito se convierten en un botín para los delincuentes.

Una de sus últimas víctimas fue la vía expresa de la avenida Grau que, a solo seis meses de inaugurada, sufrió el robo de quince barandas, seis señales de tránsito, cables de luz de las rampas peatonales y varios fluorescentes.

A pesar de que esas sustracciones saltan a la vista, el gerente de Seguridad Ciudadana del Concejo de Lima, Mario Vargas, aseguró que solo se robaron una baranda, que "ya fue recuperada".

TAMBIÉN PAPELERAS

Durante el 2006, la Municipalidad de Lima detectó la pérdida de papeleras y equipos de iluminación en el Centro Histórico, en el óvalo Jorge Chávez (avenida 28 de Julio) y el parque Santa Rosa (al final de la avenida Tacna). Ello representó para las arcas municipales una pérdida de 38.410 soles. Ese monto no incluye la sustracción de señales de tránsito, bancas, placas, estatuas, además de la destrucción de piletas y faroles ornamentales, entre otros bienes del mobiliario público.

Por ejemplo, en las inmediaciones del estadio Lolo Fernández se puede ver restos de tubos metálicos que sobresalen en las veredas. Los vecinos de las calles Sánchez Pinillos, Pacasmayo y Jorge Chávez afirman que se trata de señales de tránsito. "Los delincuentes cortaron los postes con una sierra", explicó la vecina Marlene Escate.

NO HAY REGISTROS
Cuando fueron cercenados los tres dedos de la mano derecha de la estatua del padre Jorge Dintilhac, en la plaza Francia, nadie dio aviso. Incluso esa imagen fue encontrada posteriormente en medio de la pista. "No lograron llevársela por el peso", relató el agente de serenazgo que custodia la zona en el día.

En la Alameda de los Descalzos, en el Rímac, los robos son cosa de todos los días. Se han sustraído jarrones de fierro fundido, pedazos de las rejas que rodean el paseo y ahora solo quedan cinco de las 46 bancas de mármol.

El subdirector de Registro y Catalogación del Patrimonio Cultural del INC, Jaime Mariazza, denunció que los robos aumentan y que no existe un catastro de los bienes muebles situados en la vía pública. Precisó que hace un mes se inició el registro monumental en el Centro de Lima. Hasta ahora hay 20 estatuas registradas.

fuente: diario EL COMERCIO

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