Presentación
Fondo Editorial del Congreso
El Palacio Legislativo. Arquitectura, Arte e Historia
Juan Günther, José García Bryce y otros
La historia institucional y la historia monumental del Congreso de la República son desarrolladas en el libro de gran formato El Palacio Legislativo. La publicación, la más reciente del Fondo Editorial del Congreso, será presentada el martes 16 de junio a las 7 de la noche en el hemiciclo Raúl Porras Barrenechea. Hablarán sobre ella la historiadora de arte Natalia Majluf y, a nombre de la institución, el congresista Víctor Andrés García Belaunde. Abre la ceremonia el Presidente del Congreso Luis Gonzales Posada.
Las tres partes que componen el libro —Arquitectura, Arte, Historia— se corresponden con el interés de subrayar por igual la importancia patrimonial y la significación simbólica del Parlamento peruano, activo desde 1822. Conforme a esa intención, El Palacio Legislativo constituye tanto una narración en imágenes como un relato escrito, vinculados entre sí por una mutua resonancia. Los textos de Juan Günther, José García Bryce (Arquitectura), Luis Eduardo Wuffarden (Arte) y José Francisco Gálvez, José Ragas y Fernando Ayllón (Historia) se desenvuelven enmarcados, de este modo, por una magnífica iconografía de la que son al mismo tiempo motivo y comentario. Las espléndidas imágenes desplegadas a lo largo de la publicación se deben al reconocido fotógrafo Daniel Giannoni.
Juan Günther recuerda que poco antes de la Conquista existía en los terrenos del Congreso un reservorio de agua que formaba parte del sistema de riego del valle bajo del Rímac, una cabecera importante dentro de la amplia red agraria inca. El lugar pasó a ser llamado plaza del Estanque apenas los españoles comenzaron a edificar en su perímetro. Para fines del siglo XVI, la plaza alojaba locales tan importantes como la Universidad de San Marcos, la Hermandad de la Caridad y el Tribunal de la Inquisición. Es justamente en el recinto de San Marcos que se instaló la primera Cámara de Diputados en 1822, mientras el Senado ocupó, al año siguiente, el local de la desactivada Inquisición. Sin embargo, la construcción de una sede propia para el Congreso debió esperar hasta 1907, año en que el arquitecto francés Émile Robert, ganador del concurso convocado para su diseño, se puso al frente de las obras. Luego de concluir la Cámara de Diputados (hoy hemiciclo principal), Robert se vio forzado a abandonar su proyecto debido a la oposición del Arzobispado a la demolición de la iglesia de la Caridad.
Las transformaciones del proyecto original de Robert en manos del arquitecto polaco Ricardo Malachowski, quien asumió la construcción a fines de la década del veinte, concentran la atención de José García Bryce. Dentro del mismo estilo Bellas Artes concebido por el francés, García Bryce hace notar la decisión de Malachowski de fortalecer el acento clásico en desmedro del diseño ligero e incluso fantasioso de su predecesor. En las fachadas, el mayor comedimiento se materializa en la sustitución del orden jónico original por el más austero orden dórico así como en la eliminación de mansardas, cúpulas y remates. En los recintos interiores la teatralidad barroca de Robert gobierna el hemiciclo principal mientras que el hemiciclo Porras Barrenechea (antigua Cámara de Senadores), inaugurado recién en 1939, lleva la impronta helenística de Malachowski.
La sede del Congreso Nacional es también un importante espacio de obras de arte. El estudio de Luis Eduardo Wuffarden recorre, en una suerte de visita guiada, el recinto congresal aportando una interesantísima data acerca de la historia y estilo de sus objetos. Adquiridas durante un periodo inserto dentro de la vasta región histórica e ideológica conocida como la “República Aristocrática”, las piezas ornamentales del Palacio Legislativo expresan el conservadurismo patriarcal con el que hay que asociarla. Como podría esperarse, la pintura académica peruana guarda una significativa presencia, encabezada por los maestros Daniel Hernández y Luis Montero. Coexisten con ella, no obstante, obras de cuño menos ortodoxo, como los frescos de Carlos Quízpez Asín, trabajados en una línea deudora del futurismo, o los óleos indigenistas de Teodoro Núñez Ureta en homenaje a Túpac Amaru y Micaela Bastidas.
El texto de Wuffarden contiene además una erudita revisión de las sobresalientes esculturas presentes en el Palacio Legislativo. La extraordinaria estatua ecuestre de Simón Bolívar (1853), del italiano Adamo Tadolini, merece en su repaso una atención preferente.
Los estudios de Wuffarden, Günther y García Bryce ponen en valor por primera vez el patrimonio arquitectónico y ornamental de la sede del Parlamento.
La parte de Historia trabajada por José Francisco Gálvez y José Ragas establece una síntesis del protagonismo del Congreso en la accidentada ruta de la nación peruana a la consolidación democrática. Dentro de ese marco, los autores conceden a la relación frecuentemente tensa del Legislativo con el Ejecutivo una relevancia capital. Vemos que a lo largo de nuestra historia política las atribuciones y facultades de uno y otro han fluctuado a menudo entre la insuficiencia y el exceso y suscitado en no pocas ocasiones estados de ingobernabilidad. Uno de los efectos radicales de esta dificultad en equilibrar poderes ha sido la interrupción del mandato parlamentario por cambios de timón súbitos en la Presidencia.
Como novedad, esta sección incluye una vasta galería de biografías de parlamentarios, cuyo primer impacto es la diversidad. Explícitamente los autores han querido resaltar la heterogeneidad social de la Representación Nacional, característica incluso desde el primer Congreso Constituyente de 1822. Las semblanzas sirven a su vez para echar luz sobre la compleja tarea de representación, afectada todo el tiempo por la inercia del pasado y la voluntad de lo nuevo.
La parte de Historia concluye con un texto de Fernando Ayllón acerca del Tribunal de la Inquisición, en cuyo antiguo local funciona hoy el Museo de Sitio de la Inquisición y del Congreso. Ayllón recorre palmo a palmo el destino del edificio desde la instalación del Tribunal en 1584 hasta su desactivación en 1820.
Lima, 4 de junio de 2008
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