Inmuebles por los que se pasearon Francisco Pizarro, Lucha Reyes, Felipe Pinglo Alva y hasta La Perricholi se encuentran sumergidos en el olvido y bajo polvo. Urge que alguien haga algo para evitar su inminente colapso. Consuelo Alonzo Su sucia y azulina fachada del cruce de los jirones Callao y Rufino Torrico, a escasos metros de la Plaza de Armas, es un ínfimo reflejo de su interior, el cual alberga aún invalorables azulejos españoles y un techo de corte sevillano. Los mismos que, turistas y curiosos, lograron apreciar solo hasta la década de los ochenta, fecha en los que su amplio portón principal aún tenía abiertas las puertas de par en par. Tiempo en el cual las ruidosas imprentas aún no habían llegado y cuando tampoco, estimamos, las ventanas barrocas talladas en fina madera habían sido reemplazadas por toscos fierros de seguridad. Esta casa fue declarada Patrimonio del Centro Histórico en abril de 1968 pero en 1824 perteneció al Conde Villar de Fuentes, el único gobernador político militar realista de Lima. Según investigadores, casi 300 años antes, esta casa fue adjudicada por Pizarro al también conquistador español Don Francisco de Chávez, quien de puño y letra escribió al rey de España –en 1533– que Pizarro envenenó con vino al Inca Atahualpa. CASONA DEL CARMEN A escasos 20 metros de la piedra horadada, lugar en el que –dicen– alguna vez se escondió el diablo para huir de la procesión del Señor de los Milagros, se encuentra la Casona del Carmen, otrora premiada en el concurso de patios tradicionales, cuando Ricardo Belmont era alcalde de Lima. Pero de esos recuerdos, solo ha quedado eso… recuerdos. Toda la arquitectura neocolonial que alguna vez recubrió sus paredes de quincha se perdió en el tiempo. Y de la huella artística no queda ni un solo vestigio. Las ganas de sus ocho inquilinos por mantenerla en pie no bastan. Las paredes de este inmueble, ubicado exactamente en el 1029 del jirón Junín, en los Barrios Altos, se agrietan cada vez más y la casa –literalmente– se cae a pedazos. Eso lo sabe bien Víctor Ramírez Contreras, quien vive en ese callejón de un solo caño desde hace 30 años. Dice que a partir de 1995 fue que se inició el deterioro. Hubo un derrumbe y un incendio. Pero nadie movió un dedo por recuperar el lugar. Es por eso que el cuarto que Gladys Gálvez Rodríguez comparte con sus dos hijas podría colapsar en cualquier momento. "Tengo miedo. Yo sé que es peligroso. Pero qué hago, no tengo a dónde ir", dice mientras mira la enorme rajadura de su pared y los escombros de los que fue la casa de Andrés Díaz Oyola (48). Si ella y sus vecinos se salvaron del terremoto pasado fue porque un mes antes habían apuntalado las paredes y columnas. Eso los salvó. YA NO HAY MELODíAS En el jirón Áncash 935-937 ya nadie escucha los cantos, y muchos menos los tosidos, de la negra Lucha Reyes. Solo una placa advierte que ingresamos a un inmueble monumental, de amplias columnas y endebles escaleras reblandecidas por la humedad. Los balcones ya no existen y las puertas de madera fueron cambiadas por metal. El paso de las termitas arrasó con todo y desde cualquier rincón de esta casa patio ahora se puede ver el gris cielo de nuestra Lima. Lo único que permanece de pie es la deformidad de lo que alguna vez fueron las columnas de bienvenida. Frente al número 6, donde vivió y adquirió la tuberculosis la voz de "Regresa" y de "Mi última canción", las paredes de quincha han sido resanadas con ladrillo y cemento, generando mayor vulnerabilidad en el lugar. Cuadras más allá, en el 1454 del jirón Junín, un denso olor a orines de perro y heces nos guían el camino hasta la casa donde se crió el vate Felipe Pinglo Alva (1899 -1936). Abandonada, olvidada, derruida, son las características de la morada de quincha del padre de la música criolla. Imposible que en el estado actual hubiera logrado componer su espléndida música y mucho menos alguna acompasada melodía. Aunque fue declarado Monumento Nacional en 1999, nada se ha hecho por recuperar esta casa, que en algún momento lució un marcado estilo neovirreinal. Nada por mantener viva la casa de quien inmortalizó con nobleza la vida de barrio, en un plebeyo enamorado. LA PERRICHOLI Salerosa y altiva, María Micaela Villegas Hurtado se paseó por los –hoy– jirones Humalíes y Manuel Pardo. Derramando lisura "La Perricholi" se envanecía mientras recorría la residencia que su amado, el Virrey Amat, le regaló. De esos años de opulencia, solo quedan escritos y paredes por colapsar. Esa casa, que hoy es conocida como la Quinta Rincón del Prado, aún conserva el teatrín en el que alguna vez actuó la "Miquita" para deleitar al Virrey y a sus amigos. En sus envejecidos muros de quincha aún existe un pequeño oratorio con un cupulín que exhibe un reducido altar. Pese a los años y a la mugre, también se pueden ver exquisitas pinturas mural en muchas de sus habitaciones. En lo que alguna vez fue el jardín interior aún quedan vestigios de un estanque. Usado cuando el Virrey y su amante no querían ir al Paseo de Aguas en el Rímac. Este inmueble del siglo XVIII fue declarado Patrimonio Nacional en 1972. Hoy está tugurizado, subdividido, maltrecho… así como la mayoría de inmuebles de nuestro Patrimonio Nacional. ¿Usted se sentiría orgulloso de esto? CIFRAS 150 millones de soles se necesitarían para recuperar todo el patrimonio del Cercado. REACCIONES "Esta casona todavía puede ser salvada, pero nadie nos da la mano. Esta es una casa de la Beneficencia que en cualquier momento puede venirse abajo". Víctor Ramírez "Tengo miedo. Las paredes de quincha del cuarto en el que vivo con mis hijas se están cayendo a pedazos. Pero qué hago, no tengo otro lugar a dónde ir". Gladys Gálvez Rodríguez PROPUESTA Planes. Según el Centro de Investigación, Documentación y Asesoría Poblacional (DIDAP), el plan de destugurización no acabará con el problema de vivienda en el Centro Histórico, ya que sugieren que este debe concebirse como un instrumento para dignificar la vivienda tugurizada, en el marco de la Política Nacional de Renovación Urbana para las ciudades y los Planes Municipales de Desarrollo, donde la renovación urbana se conciba como un proceso integral, en el que deben participar diversos sectores. ‘‘No se ha hecho nada’’ Arq. Silvia de los Ríos Ha pasado un año desde que el Centro Histórico de Lima forma parte de la lista Watch 2008 de los 100 monumentos de mayor riesgo en el mundo, y en términos generales no se ha hecho nada. Esto es un riesgo, la Unesco nos puede quitar el título de patrimonio cultural de la Humanidad. Las observaciones continúan. Por eso es necesario hacer algo pronto, se puede perder el turismo que llega al Centro Histórico. Tenemos más de 600 casas con legajos históricos invalorables, con rango monumental, de las cuales el 60% está en muy mal estado. La mayoría tiene precariedad física y está tugurizado. Y no porque el adobe sea malo, sino porque no existió ningún tipo de mantenimiento. Urge que haya una acción concertada entre todos los actores involucrados. Si invertimos en Lima, invertiremos en turismo. |
viernes, 20 de junio de 2008
Patrimonio en riesgo
ESPECIAL PUBLICADO EN LAREPUBLICA.COM.PE
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