lunes, 28 de febrero de 2011

Palais Concert o la cultura que se perdió en el tiempo

A PUNTO DE SER TIENDA POR DEPARTAMENTO

Palais Concert o la cultura que se perdió en el tiempo

Ripley planea usar memorable local para nueva sede en el Centro Histórico. La última década del siglo XX el lugar fue discoteca, pollería y hasta zapatería
Por: Katherine Subirana Abanto
Domingo 27 de Febrero del 2011
El Palais Concert se quedó anclado en algún resquicio del olvido colectivo. El ego del escritor Abraham Valdelomar le aseguró un espacio en la historia de la Lima del siglo XX, sin embargo el lugar no sobrevivió mucho más allá de la muerte del literato: mientras Valdelomar falleció en 1919, el Palais Concert lo hizo en 1930.
Y nunca resucitó. La casa Barragán (nombre original del imponente edificio) fue construida aproximadamente en 1911 y, ubicada en lo que hoy es la esquina entre los jirones de la Unión y Emancipación, empezó a perder cada vez más protagonismo en la historia de la capital a medida que pasaba el tiempo.
Tras el cierre de la confitería-bar, el lugar pasó a ser una galería de modas y luego el hotel Richmond, hasta que a fines del siglo XX su destino lindó con la tragedia: sus salones de exquisita arquitectura estilo art nouveau se vieron invadidos por zapaterías, pollerías y una discoteca donde jóvenes y adolescentes perdían el sentido al ritmo del techno, primero, y de los Cuentos de la Cripta y el perreo, después.
A pesar de que en 1972 el Palais Concert fue declarado monumento histórico por resolución suprema, los negocios que lo ocuparon distaron mucho de tener siquiera la intención de respetar dicho estatus. La irresponsabilidad por permitir los daños que la pollería, zapatería y discoteca causaron en su arquitectura no la quiere ninguna institución, pero lo cierto es que tanto la Municipalida de Lima como el entonces Instituto Nacional de Cultura (INC), hoy Ministerio de Cultura, la comparten.
Ahora, prácticamente un siglo después de haber sido construido, y mientras los marcos de madera de sus ventanas sucumben ante el diligente trabajo de las polillas, dicen que el Palais Concert renacería. Pero no como el punto de cultura que muchos esperan, sino como la sede de tiendas Ripley en el Centro de Lima.
¿CULTURA VS. COMERCIO?
Al hacerse público que Ripley invertiría US$8 millones para convertir el sótano y el primer piso del Palais Concert en su nueva tienda en el Centro de Lima, un colectivo que apuesta porque este sea un lugar dedicado a la cultura creó un grupo en Facebook llamado Salvemos el Palais Concert.
Con 458 miembros, este grupo apela a que la Municipalidad de Lima y el Ministerio de Cultura impidan que Ripley se haga del local, y que en su lugar se apueste por un centro cultural para jóvenes. Lo cierto es que en el año 2002 la Asociación Cultural Colónida intentó darle este uso, pero el proyecto no duró mucho tiempo.
“Lamentablemente, no todas las casonas y monumentos pueden convertirse en centros culturales”, señala Diana Santander, arquitecta del Ministerio de Cultura. Ella sostiene que no son muchos los inversionistas dispuestos a apostar por la restauración de monumentos, sobre todo cuando la inversión mínima en ellos es de US$400 por m2.
Santander reconoce también el mal trabajo que realizó el INC en su momento al no supervisar los negocios que se instalaron en el edificio ni los daños que estos causaron en su estructura.
Ripley viene tras este proyecto desde setiembre del año pasado. El anteproyecto fue desaprobado en primera instancia por el sector Cultura, pero la casa comercial presentó una nueva propuesta en la que subsanaba las observaciones y el documento fue aprobado finalmente en octubre del 2010.
BAJO LA LEY
El arquitecto José Antonio Vargas, gerente de Desarrollo Urbano de la Municipalidad de Lima, considera que el pasado del Palais Concert hace que muchos le auguren un futuro como café o centro cultural, pero también reconoce que el proyecto de la casa comercial no es descabellado.
“En el anteproyecto presentado, Ripley se compromete a restaurar el lugar y, al ocuparlo, respetar su arquitectura y acabados originales. Además, el Jirón de la Unión es una zona eminentemente comercial”, dice Vargas.
Ripley tiene que presentar aún a la municipalidad un proyecto en que detalle los trabajos que realizarían y los usos de cada uno de los ambientes. El Palais Concert está a la mitad del camino en el que se podría decidir, por fin, su nuevo destino.

FUENTE: http://elcomercio.pe/impresa/notas/palais-concert-cultura-que-se-perdio-tiempo/20110227/719840

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